lunes, 15 de diciembre de 2008

hacerte amigo de tu nuevo olor.
Voy a guardar todas las palabras que tenía destinadas para ti, para cuando sea todo blanco y no puedas distinguir entre tu y el contorno. Se irán desdibujando los límites, aparecerán matices que jamás pensaste en ver. Cambiarán los eventos que te reciban, un elástico rebotando y rompiendote la piel repentinamente, o quizás, un olor que quisiste siempre y recién ahora lo vienes a encontrar. Voy a estar lejos, me escuchas? acaso no escuchas cuanto grito? Sé que no importa lo que te diga, cuanto trate de persuadirte. Yo quise decirte cosas antes de que te fueras, cosas que ahora sé que no hubiesen importado porque ya lo sabías ¿eres siempre así, con la intución a flor de piel? leíste cada una de mis palabras, las deglosaste mucho antes que yo. Es que no supe qué ofrecerte, me confundía entre lo superfluo y lo profundo. No sabía ni que ofrecerme. ¿cómo saberlo si había un silencio que no vi? sí, fui yo la hice ese silencio. Hace frío, siempre hace frío cuando se te destapan los pies en la noche y no tienes calcetines. Ya te dije que estoy lejos, ¿no ves como me alejo? como va actuando la perspectiva mientras me miras? ¿no ves mi profundidad? a ratos , yo tampoco. Acaso existiese, ¿la quieres? ¿quieres esta figura esfumandose? no sé manejar mis tiempos ni contar hasta 10, me enredo en el cable del teléfono, me obnubiló tu luz. No te confundas que no es la constante falta de sinapsis la que hace e hizo esto. No me hagas decirlo, no me retes. Si eres capaz de juzgarme, ni siquiera des la vuelta para mirar, que yo te cuido la espalda, aunque sea a dos cuadras de distancia.