martes, 10 de febrero de 2009

Y yo, que tengo tantas cosas que decirte.
Contarte que el mar se veía tan lindo hoy día, y que las olas y sol se conjugaban tan bien que daban ganas de copiarles , de vernos igual de combinados. Que hacía un calor horrendo en la playa pero yo - que andaba mañosa en la mañana- gané jugando al cágate de calor por no llevar el traje de baño.
Decirte que cuando el sol se cae entre los cerros la luz parece más clara. Sin permiso de nadie el sol es capaz de hacerme creer (un poco) en tu mano mientras un avión cae como pluma en una loza que lastimeramente no es mi plato.
Que, después de tener casi un mes "esa" canción en mi mp4, por fin hoy la escuche sin ningún sentimiento suicida de por medio (es un hipérbole, no tengo sentimientos suicidas o no por ahora)
Que justo después de sentirme un poco mejor de eso, o quizás antes, si , fue antes, mi papá hizo un gesto tan tan tan igual a ti. Lo más extraño que ese gesto te lo apropio a ti y , arbitrariamente, se lo quito a mi papá aunque sea probable que la autoría sea de él y que inconcientemente lo haya buscado sin saberlo.
Que como que todo el día me han mandado señales de "acuérdate" pero yo trato de hacerme la sorda, total, lo soy un poco.
Que justo justo después del gesto y de la canción (o viceversa , por si las moscas) encontré una polera rosada con café que alguien (lalalá (8)) que no voy a nombrar usaba.
Que he estado pensado mucho en el amor. Amor a secas, en lo que significa, en lo que se da, en lo que se quita, en cuanto nos cuesta dibujar los límites para él. Y que nunca debes entregarle el lápiz a nadie para que dibuje en tu hoja de amor.
En eso de escuchar hasta que es de madrugada o eso de escuchar la misma historia varias veces o de tener que soportar algo que por nadie harías sin perder la felicidad de como si te hubieses ganado 5 millones.
En todo lo que tenemos que construirnos para siquiera poder nombrarlo en primera persona.