viernes, 19 de marzo de 2010

Hace tiempo que no escribo y hace tiempo , tanto tiempo, que confundo la v con la b en palabras super sencillas como baca o voa. Dije escribido y suspiré en público. Acaso, ¿me juzgarán por eso?
Más que alegar por el juicio, alego por todas esas razones (que te llevan a hacer eso) y esas justificaciones que son excusas de vacíos en los otros y verguenzas en uno (aunque también sean vacíos). El asunto es que olvidé el inglés, el otro día no pude ni contestar bien el teléfono, me puse a tartamudear como si no tuviera cosas que decir, como si preguntar por el tiempo o por las compras en el mercado no fueran cosas las cosas ordinarias que son. El asunto es que esperar es una cosa buena cuando tienes un hombre que te va a esperar con una taza de té en la entrada de tu casa y no te va a confundir con palabras ni canciones, con verdades ni con manos ciegas. No es que lo quiera ahora, y no es que me de miedo a tenerlo y perderlo, es sólo pensar que puede que nunca te pase en la vida y va a haber una parte de lo que significa ser humano que no voy a conocer. Pero , es que acaso ¿ todo el mundo conoce todo el mundo? No. Nadie conoce cada rincón de la tierra. Hay gente que se muere sin conocer el mar, o la torre Eiffel o el Kilimanyaro o el muro de Berlín o las cataratas de Iguazú. Sin embargo, todos pueden reconocer su tierra, y eso, es en el fondo lo que uno se pierde cuando nadie te espera con una taza de té. No poder conocer una parte de ti a través de otro.