lunes, 7 de junio de 2010


este país los olvida. con su presidente los olvida. con sus tarjetas de créditos los olvida. este país los recoge y los vuelve a tirar al mar del olvido. este país los olvida. con sus dolores , con sus injusticias, con sus ignorancias, con sus desgracias los olvida una y otra vez. no bastando con destrozales los dientes, negarles su nombre y un funeral , los vuelven a matar relativizando todo. desmembrando lo que parecía imposible de desmembrar.

Este país los olvida. Pero te juro por mi madre que yo no, ni a esa señora que tiritando nos contó como mataban a su hijo. No se me olvida desde que en octavo encontré ese libro que me contó esa memoria de mierda que quieren sacar de los libros de historia. Y no entiendo muy bien porque me relaciono tanto con el tema. No sé si es natural que esto me pase o que al contrario, sea una señal de la no anestesia, y de mi rebeldía absoluta y silenciada.

Yo les voy a hablar a mis hijos de ustedes. No de manera poética ni política. Yo les voy a contar que en mi país hubo gente con valor y dignidad, aun cuando se la intentaron quitar de las peores maneras. Les voy a dar la mejor lección de respeto que puedan recibir. y Cuando sean hombres responsables y buenos, leales y dignos, y la piel la tenga arrugada como una pasa, me voy a acordar de esa señora que tiritaba entre las rosas para decirle que no la olvidé , ni a ella ni a su hijo.

muerta

Y nos han robado lo único que teníamos, lo que éramos. La única diferencia entre los pokemones y nosotros es la preferencia por el pelo limpio. Somos una mezcla de todo y de nada, nos han matado de a sorbitos. Mi papá dejó sus cds de Inti por los de Ricky Martín. Mi mamá me pide que guarde silencio. Y yo me atoro entre tantas caras que ya ni lágrimas me salen.
Me cala los huesos el absolutismo de sus voces que claman que nos acordemos de ellos.

la niña cuchara

Una pantalla de papel aluminio que colgaba de mi cabeza y combinaba perfectamente con un vestido metálico a lo largo de mi cuerpo.
Era una actuación en kinder donde todas las niñas tenían que ir con una cuchara.
Todos los papás entendieron que debían llevar a sus hijas con una cuchara, no dizfrazarla de una de ellas.
Hasta ahora guardo una foto.
Y por si a alguien le cabe alguna duda, mis papás tienen déficil atencional.

resignada

me van a echar de la escuela de periodismo por ser tan hambrienta de comas y mezquina en los puntos.

Alegato de secretaría

En días como hoy odio las lentejas que sirven de almuerzo, las ventanas grises de los edificios, las copuchas de la Sra. Sonia en secretaría, el olor a falta de ducha en la micro y las canciones que repiten en las radios.

En días como hoy odio que me digan qué es lo que tengo que escribir sin poder poner un sólo adjetivo entre tantos memorandums, no poder ver el azul del cielo y tener que esperar casi ocho horas para poder verte sonreír otra vez.