martes, 28 de abril de 2009

Esta vez no es lo que siempre creo. No. Para nada. Esta vez es frustración. Esta vez es injusticia. Esta vez es un porqué eterno. Son ganas de dejar todo botado, de comer medio kilo de pan, terminar la angustia un poco enfermante que me persigue. Es que este universo culiado de mierda ha de tener una lógica y yo aún no la encuentro. Soy un electrón perdido, en el nivel 8, que se cambia de elemento en elemento sin cachar que desequilibra todo. Reboto en cada elemento, salto de un lado a otro, me enredo entre tantos giros. Ya no hay nada que me calme. Ya no está la esperanza de volverse alcohólica, ni drogadicta ni bulímica. De salir de algún vicio para tener algo porqué luchar. Ya no está la esperanza de dios entre mis hombros. Ya no está la esperanza de una cara decente, de una figura delineada, de una mente brillante, un sentido del humor diferente, una gramática impecable. Ya no quedan rastros de nada ni de esa inocencia que cuidé ni esa crueldad que salió por mi boca de forma inconciente tantas, pero tantas veces. Soy esa loca que llevan con camisa de fuerza y patalea en el aire contra algo que no sabe qué es. Yo soy esa. Que dejas con la palabra a medias. Yo soy esta que se parte en dos o en tres una vez a la semana. soy este atado de nervios, de manos tiritando frente a una pantalla, de pasos apurados que no quieren nada, que no quieren nada, que no quieren nada. yo soy esta. Miráme y rehuye. Nadie ha estado aquí porque no lo he dejado. y nadie lo estará nunca porque soy ese cristal que se partió tantas veces sin darse cuenta. Los brillitos que salen de mis pestañas son sólo consecuencias, son sólo escombros. Lo que está adentro corroe, complica, estruja. Y un día me voy a quedar sin agua. Yo no me hago responsable por ese día.