365 días seguidos, ininterrumpidos, agotadores. hay más distancia entre 10 que 730 y menos como 240. Olvidarlo todo, completar lo que te faltaba y rasgar tu corazón por quintagésima séptima vez, esperando que la vez quintagésima octava sea la correcta. La técnica fue carcomiendo la razón, la fue disminuyendo sutil y voraz, como cuando nos mirabamos. La técnica se comió a la razón porque perdió sus razones, sus sentidos. La técnica nos corrompió hasta la sangre. Invadió cada pensamiento. Nos conquistó las calles arboleadas repletas de gente tecnisista. Fue inclemente y orgullosa, altiva. La técnica nos hizo más fríos, despiadados, controladores, calculadores, inseguros, absorbentes. Nos hizo quebrar cuatro, cinco, 20 veces quienes éramos. Nos hizo perder el miedo al miedo. Nos congeló en eso que queríamos ser (llenos de aspiraciones, de hechos, nada). La técnica nos asqueó y llenó de náuseas la vida. Es que no tiene verguenza de lo ridícula que se ve cuando quiere jotearse al corazón hablándole cosas que jamás le han interesado.
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